17 de gen. 2011

30 de marzo de 1998

Tengo pipí. Voy corriendo al baño. A estas horas me cuesta concentrarme en orinar así que espero, cuando el pipí empieza a salir está tan caliente que incluso me quema y me escuece. Miro mis bragas, están demasiado blancas, no veo ni una mancha, nada, y así, sin querer, me acuerdo de un día.
El día en que sentí un dolor especial, un dolor nuevo que mi cuerpo ha recordado durante todos estos años. No fui consciente de lo que todo eso significaba hasta que vi como desaparecías, entonces sentí que eras real, sentí cómo me desgarrabas por dentro y sentí que ya era demasiado tarde para ti. Cuando me enteré de que estaba embarazada no tuve miedo, sabía que tenía que abortar y seguir con mi vida. No fue una decisión difícil, ni siquiera consideré la posibilidad de que existieras, de que fueras importante. Pero algo cambió tumbada en esa camilla, tuve miedo, mucho miedo. Las lágrimas me caían por las mejillas, aparté la cara hacia un lado y entonces te vi. Vi cómo me dejabas muy despacio, vi cómo mi útero se vaciaba. Vi mi interior.
Sé que salí distinta, más encerrada, mayor. Yo decidí que no te quería y en realidad no te echo de menos, ni siquiera pienso en ti. Pero hoy mis bragas siguen siendo blancas. Ni una mancha. Nada. Y me pregunto qué significará.

Rosa Ojeda. 15.01.2010

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada