Hoy renuncio a todo, renuncio a lo único que tengo, nadie me lo va a devolver.
Quizás las explosiones cesarán. Los llantos enmudecerán y los chillidos del alma serán silencio. Mi cuerpecillo rígido y retorcido se relajará, y lo que había sido el sollozo y el aullido de una niña desatinada volverá a convertirse en un llanto ordinario de temor.
Rosa Ojeda. Escrito en octubre de 1996
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada